“El
cerebro fue un órgano prácticamente invisible y hasta anónimo durante la
historia de la humanidad. Aristóteles estaba convencido de que su función no
era más que la de un refrigerador para que la sangre no se calentara demasiado”.
Con estas palabras comienza el libro en el que podemos leer una reflexión, acerca del órgano humano más importante, el
órgano que nos diferencia de los demás animales: el cerebro.
El estudio del cerebro hasta hace
relativamente poco era un tema tabú, nada sabíamos acerca del funcionamiento o
estructura del cerebro, y nadie se atrevía a investigar en este campo.
El
autor reflexiona acerca de la existencia de la conciencia humana y su relación
con el cerebro, y como unas pocas de las millones de neuronas que tenemos son
capaces de originar el pensamiento, las emociones, los sueños e incluso las
percepciones.
“Dentro
de las incontables cuevas y palacios, en los innumerables campos y guaridas y
cavernas de mi memoria” estas son algunas de las palabras que San Agustín
dedicaba al cerebro, y que el autor ha decidido recuperar para ponerle titulo a
este libro.
En los primeros capítulos, Golombek, trata de dar un breve repaso por la historia
de la conciencia, y lo que los grandes pensadores de la época como Hipócrates, Descartes (entre otros) aportaron
al amplio campo de la conciencia. En los posteriores nos resume los mecanismos básicos que hacen
posible el procesamiento de las señales del sistema nervioso, asi como cuales
son las vías de entrada de las señales al cerebro, es decir, los sistemas
sensoriales.
En
los siguientes nos narra, lo que de verdad nos interesa, se enfrenta
directamente al tema en cuestión y se plantea la pregunta: “¿Es la conciencia
un proceso intrínseco del cerebro?”. También, el lenguaje, y en particular el
lenguaje oral, probablemente la característica más distintiva de nuestro
cerebro. También hace hincapié en los procesos por los que nuestro cerebro es
capaz de almacenar información, su recuperación (me refiero a la evocación, a
recordar) e incluso la respuesta que desarrolla el cerebro ante diferentes estímulos
provocados por los hechos, objetos… que nos hacen recordar.
Golombek
describe al cerebro como una “gran máquina” de almacenamiento y procesamiento,
formada por una gran cantidad de células nerviosas (neuronas, células de la
glía...), que nos hace destacar respecto a la gran mayoría de los animales, y que
por ello, es el órgano humano por excelencia.
En
los últimos capítulos trata de explicar cómo ciertos fallos genéticos pueden
llegar a predisponer a las personas hacia ciertos tipos de comportamientos,
acertados o menos acertados.
Una de las frases con las que me quedo: “La conciencia es un arma cargada de futuro”.
Gorka Garcia
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