En esta obra
Richard Dawkins nos da una visión diferente de la Teoría de la Evolución
darwinista y del modo de actuación de la fuerza evolutiva más conocida: la Selección
Natural. En su “Teoría del gen egoísta” Dawkins propone que los agentes sobre
los que opera la evolución no son los individuos o las especies, sino los genes.
Además redefine el concepto de gen como unidad de información heredable que
produce uno o varios efectos mientras que puedan existir otras unidades de
información semejantes pero con efectos distintos denominadas “alelos”,
pudiendo ser simples genes aislados o grupos de genes que cooperan entre sí. El
“egoísmo” de los genes es una metáfora que trata de explicar que el éxito de un
gen en una población depende de su capacidad de adecuarse al ambiente, y expone
que cada gen sólo mira por sí mismo y sólo actuará en caso de que le reporte beneficio
a sí mismo, en caso contrario no lo hará.
Pero, ¿cómo
comenzó todo esto? Dawkins propone que en el caldo de cultivo primigenio en
cierto momento apareció una molécula muy especial: el primer replicador, una
molécula capaz de hacer copias de sí misma. Lógicamente esta molécula tendría
un gran éxito y se expandiría por todo el caldo, replicándose sin parar. Pero
ningún proceso de copia es perfecto y por tanto no pasaría mucho tiempo antes
de qué existiesen varios tipos distintos de replicadores, todos compitiendo por
la materia orgánica disponible. El éxito de cada tipo de replicador dependería
de tres factores importantes: la longevidad, la fecundidad y la exactitud de la
réplica. Por este motivo los factores que mejorasen estas características
serían rápidamente seleccionados como exitosos. De esta forma Dawkins plantea
el origen de los genes y su continuidad en el tiempo, puesto que son las
moléculas en las que se basa toda la vida y a partir de las cuales se ha
desarrollado la diversidad actual. Dada la gran diversidad de replicadores es
lógico que se juntaran en grupos que fuesen capaces de mejorar las
probabilidades de heredarse, y es viable que desarrollasen diferentes tipos de “vehículos”
y estrategias para este propósito. Los genes formaron los cuerpos como vehículos
que les permiten perpetuarse en el tiempo por medio de la reproducción,
máquinas que deben sobrevivir hasta haber alcanzado este fin concreto. Por ello
los cuerpos compiten entre sí para ser los que mejor alcancen esta meta, y los
genes de mayor éxito son los que crean cuerpos de mayor éxito.
Así pues los
individuos pasan a ser simples recipientes que guardan a los genes, cuya única misión
es reproducirse para que esos mismos genes sigan existiendo en la siguiente
generación. Los genes que funcionan bien entre sí tienden a estar juntos porque
juntos tienen más éxito y más probabilidades de heredarse que estando solos, y
los recipientes que los contienen tienen también mayor éxito y son por tanto
más comunes.
De todo lo
expuesto anteriormente se deduce que la unidad básica de selección natural no
es la especie ni el individuo, sino los genes que son lo único que queda en la siguiente
generación y por tanto eternos. El “gen” pasa a ser la unidad de información
más pequeña capaz de sobrevivir durante varias generaciones y de verse afectada por el proceso de selección, al
ser lo más parecido a un agente evolutivo independiente que hay. La peor característica
de un gen es el altruismo, puesto que la selección natural implica la
supervivencia diferencial en un acervo amplio y con muchos competidores. Así la
evolución se convierte en el proceso en el cual algunos genes crecen y otros
menguan en el acervo genético a lo largo del tiempo.
Como he
dicho ya la finalidad de los individuos es la perpetuación de los genes que contienen
y sus mayores rivales son el resto de individuos que no contienen la misma
información, el “entorno”, sobre todo si son de la misma especie. Así se
contempla la formación de estrategias: políticas de comportamiento
preprogramadas que no tienen por qué ser conscientes. Una Estrategia
Evolutivamente Estable (EEE) es aquella que una vez es utilizada por la mayor
parte de una población no puede ser mejorada por ninguna de sus copias o
alternativas, ya que la mejor estrategia para un individuo depende de lo que
haga el resto de la población. Por tanto un acervo genético de una población
será un conjunto de genes que no pueden ser invadidos por otros genes, y todo
cambio dentro de este conjunto será penalizado por la Selección Natural, aunque
ocasionalmente pueda darse el caso tras lo cual habrá un nuevo momento de inestabilidad
transitoria hasta que se reasigne otra EEE. De esta forma ocurre la evolución.
Los grupos
familiares son el único caso en el cual el autor considera posible el altruismo
real, dado que todos los miembros comparten los mismos genes. También explica
que los grupos de animales no emparentados existen porque aportan más
beneficios que inconvenientes a cada animal, y por tanto a sus genes. Si vivir
en grupo es más fácil que vivir en solitario, en grupo hay más probabilidades
de reproducirse y por tanto beneficia a los genes.
Por último,
el autor presenta a los “memes”. Llevando la evolución más allá de la biología
pura, expone que la cultura es una estructura análoga en su funcionamiento a
los genes aunque no se hereda, y que por tanto se rige por el mismo egoísmo (no
sólo la cultura humana). En este caso la fecundidad es el factor más determinante
de su transmisión. La “idea-meme” es la unidad cultural básica en un gran
acervo de memes y se propaga por imitación de cerebro a cerebro, como un
parásito. Los procesos de imitación no son perfectos y pueden dar lugar a
mutaciones en el meme original. Y, al igual que los genes, los memes se
refuerzan y cooperan entre ellos para la supervivencia mutua en el acervo. Pero
también pueden entrar en contradicción, para lo que la selección se encarga de
favorecer a aquellos que explotan su medio cultural para su propia ventaja. Finaliza
su obra con un toque positivo, valorando los memes como otra forma de
inmortalidad y como auténticos rivales de los genes que podrían hacerlos llegar
a un segundo plano en la evolución.
Unai Soloeta Rodero - 3º Grado Biología UPV
Una simulacion de algunos de los juegos evolutivos que explica Richard Dawkins en El Gen Egoista https://github.com/marcoscravero2175/teoria_de_juegos_evolutivos_individuos_grandes_y_chicos_que_comparten_o_pelean
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